Las sociedades del siglo XXI estamos percibiendo continuos cambios, una sacudida enorme que despierta reacciones contradictorias. Lo dramático y lo trivial se alternan al mismo tiempo. Convivimos distintas generaciones con experiencias muy diversas y con visiones muy poliédricas. En nuestro mundo en metamorfosis las transformaciones tecnológicas y de valores son rápidas y directas.

Hablamos de públicos en cultura y no podemos establecer perfiles catalogados. Los límites se desdibujan. ¿Quién está sentado en la butaca de un teatro? ¿Quién ha comprado un libro en estos 10 últimos minutos? ¿Quiénes están quedando para ir al próximo festival de música? ¿Para quién programamos cultura?